miércoles, 27 de julio de 2011

Investigadores colombianos están desarrollando un sistema para alimentar las baterías de aparatos eléctricos de pequeño tamaño como teléfonos móviles o cámaras fotográficas, utilizando la energía que se genera en las tormentas.

La Universidad Nacional de Colombia ha conseguido capturar hasta 15 microamperios de corriente de media por día de tormenta en la capital del país, Bogotá. Se trata de una pequeña cantidad de corriente, pero se está trabajando para que en un futuro pueda implementarse. Los científicos del Grupo de Investigación en Compatibilidad Electromagnética de la UNC, que dirige el profesor Francisco José Román Campos, pretenden utilizar esta energía en dispositivos eléctricos con bajo consumo, fundamentalmente baterías de dispositivos móviles, que se complementarían con sistemas tradicionales de alimentación.
Los campos eléctricos ambientales generados en las nubes de tormenta eléctrica acumulan grandes cantidades de carga eléctrica. El gran tamaño de estos campos eléctricos y la gran distancia a la que se encuentran de la superficie terrestre propicia que pueda amplificarse millones de veces mediante un elemento metálico con forma puntiaguda. Es lo que se denomina como "efecto corona", pues los elementos que se utilizan son electrodos con esta forma. Estos electrodos tienen finas agujas con radios de curvaturas muy pequeñas que, al amplificar los campos eléctricos, inician una serie de descargas entre el gas ionizado y la punta del electrodo. El almacenamiento de esta energía finalizaría proceso, de modo que pequeños aparatos eléctricos pueden cargarse con este sistema.
El cerebro de Albert Einstein fue robado después de su muerte!

Desde que Albert Einstein murió, muchos intentaron desvelar el secreto de su inteligencia, llegando hasta robar el cerebro del genio, como lo hizo el patólogo Thomas Harvey, que perdió su trabajo y su reputación en la búsqueda para descubrir los secretos del genio de Einstein. 


Einstein murió el 18 de abril 1955, en el Hospital de Princeton, Nueva Jersey (EE.UU). En cuestión de horas, la tranquila ciudad se convirtió en un hervidero de periodistas y luminarias científicas, y de gente que simplemente quería estar cerca del gran hombre por última vez, dice Michael Paterniti , un escritor que investigó los hechos de ese día. Fue como la muerte del profeta, dice Paterniti.
Las cosas se pusieron especialmente locas cuando Thomas Harvey, que realizó la autopsia de Einstein, durante el procedimiento, quitó el cerebro al cadáver para examinarlo, un procedimiento de rutina. Pero en lugar de colocar de nuevo el cerebro en el cráneo, Harvey lo puso en un frasco con formaldehído y luego se lo robaría


Harvey dijo más tarde que el hijo mayor de Einstein, Hans Albert, le había dado permiso para tener el cerebro. Pero la familia de Einstein lo negó. Perdió su trabajo y fue denunciado por muchos colegas. Sin embargo, siguió con el cerebro. Su justificación, dice Paterniti, que fue el sentido del deber con la ciencia, Años después incluso luego de conflictos legales Harvey  intentó devolver el cerebro a la nieta del Einstein pero ella no lo quería y lo regresó el laboratorio de patología de la Universidad de Princeton, donde permanece.